domingo, mayo 06, 2018

Perdonar

Perdonar no es una acción en sí misma, perdonar es simplemente comprender. Cuando logras comprender que todos buscamos lo que creemos que es mejor para nosotros, que nuestras acciones son por lo regular, bien intencionadas, que todo lo que hacemos tiene como objetivo acercarnos a lo que creemos que es la felicidad; entonces te das cuenta de que no hay nada que perdonar.

- ¡Ah!, pero, ¿cuando alguien te hiere con toda la intención?

- La mayor parte de la gente no tiene la intención de hacerte daño. Todos tomamos nuestras decisiones a partir de los conocimientos que tenemos y de las circunstancias que nos rodean en ese momento. Si tu pareja decide terminar tu relación e irse con otro, lo hace porque la relación que tiene contigo ya no la hace feliz y porque cree que estará mejor con esa otra persona; no lo hace por molestarte o por herirte, lo hace porque eso es lo mejor que puede hacer en ese momento. Muchas personas dicen: “me abandonó en realidad no te abandonan. Simplemente se van. La gente no te desilusiona simplemente hace lo que puede hacer si no coincide con lo que tú crees que deberían hacer entonces tú te desilusionas.

- ¿Qué hay de la gente que roba, mata o engaña a otros premeditadamente?

- Lo que pasa con ellos es que tienen una visión muy limitada, no han aprendido que hay otras formas de obtener lo que quieren, no saben que causarle un mal a otro es causártelo a ti mismo. 

¿Crees tú que se pueda disfrutar del dinero que se ha obtenido engañando, robando o afectando a otros?

- No, no lo creo.

- ¿Te imaginas lo que es vivir con un miedo constante a ser descubierto, con el cargo de conciencia de las malas acciones, con el rechazo de la gente?

- En sus propias acciones llevan el castigo. 

¿Debemos aceptar entonces lo que hace la gente a pesar de que nos afecte?

- No, una cosa es comprender y aceptar y otra, muy diferente, es resignarse y aguantar. Comprender es ponerte en los zapatos del otro, estar consciente de que nadie puede desilusionarte, ofenderle, abandonarte, sólo tú mismo. Aceptar es reconocer que todos tienen el derecho de buscar la felicidad en la forma que crean conveniente. Por otro lado, aguantar los comportamientos de otro que te afectan, o resignarte a vivir en una relación que no te hace feliz, es jugar a la víctima. Hacerte el mártir y eso va en contra de tu propia naturaleza.



Fragmento del libro: “El Esclavo” 
Autor: Francisco Javier Ángel Real