lunes, julio 31, 2017

LENGUAJE GESTUAL Y CORPORAL

5 maneras de mejorar nuestro lenguaje gestual y corporal
Una serie de pautas para potenciar esta forma de expresión desde casa a través del entrenamiento.
El lenguaje gestual y corporal es parte de nuestra herencia recibida a través de nuestros antepasados, y por ende también es parte de nuestro subconciente. 

Nuestros movimientos musculares hablan por nosotros de forma independiente a la expresión verbal. Si bien es cierto que los gestos y movimientos suelen acompañar a nuestras palabras, en el momento en que el consciente decide mentir esta paridad se disuelve, pues nuestro yo más profundo es incapaz de dar falsas señales, a no ser que esté, además de dando una información falsa, creyéndola cierta.

Desde su nacimiento hasta los tres años, el niño se expresa casi en su totalidad mediante movimientos y gestos en parte innatos y en parte aprendidos por imitación. Con su avance en la capacidad de hablar, la gestualización pasa a un segundo plano; es en este momento cuando el niño adquiere también la capacidad de mentir, como parte de su desarrollo a partir de la imaginación, todo lo cual le conduce a la construcción del juego que le servirá como entrenamiento ante la vida real. 

Sin embargo, el lenguaje corporal fue aprendido previamente a la mentira, por lo que los gestos estarán siempre asociados al subconsciente y a la verdad.

La importancia de mejorar el lenguaje gestual y corporal

Entre un 60 y un 70% de nuestra comunicación se realiza a través del lenguaje corporal: gestos, apariencia, postura, mirada y expresión. Incluso a nivel inconsciente, captamos toda esta información y la transformamos en significado, razón por la cual algunas personas nos parecen más o menos dignas de confianza, en función a la cantidad de incongruencias que hayamos detectado durante la conversación. 

No necesariamente captamos toda la información, depende de la atención que estemos prestando. Si conocemos además los mecanismos del lenguaje gestual, podemos interpretarlo a nivel consciente los mensajes como si de un idioma se tratase. Obvia decir que funciona en ambas direcciones, y, si aprendemos a interpretarlos, podemos también aprender a transmitir nuestros pensamientos a través de los gestos de todo nuestro cuerpo, potenciando así la calidad del mensaje emitido y asegurándonos una mayor empatía por parte del receptor.

Estudiar nuestra expresión corporal nos permite observar nuestro aparato psicomotriz y borrar la expresión habitual, en gran medida reglada e incluso autoimpuesta, y nos permite encontrar un lenguaje propio para la comunicación con los demás.

Potenciar la libre expresión del cuerpo nos ayuda, además, a optimizar la inteligencia computacional. Desde los primeros contactos con su madre, el niño, a falta de palabras y símbolos en que apoyarse, imprime sus sensaciones físicas y emocionales en la memoria corporal, que registra y conserva toda esta información en el motor motriz del subconsciente. 

Mediante la expresión corporal podemos acceder a esta memoria, reconociendo los registros para neutralizarlos y evitar así movimientos automáticos que pueden dar una información errónea e inadecuada en determinadas situaciones.

Potenciando el lenguaje gestual

¿Cómo lo hacemos? Lo idóneo, sin duda, sobre todo por el componente lúdico, es acudir para ello a talleres de clown, teatro, danza… sin embargo, con la ayuda de un simple espejo podemos realizarlo sin dificultad en nuestra casa siguiendo estas simples pautas:
1. Controlando nuestros gestos
El gesto es el movimiento corporal propio de las articulaciones, principalmente de los movimientos corporales realizados con las manos, brazos y cabeza. Antes de movernos, visualizaremos el movimiento con los ojos cerrados y decidiremos si es o no el adecuado para lo que deseamos expresar.
2. Relacionándonos con los objetos
Un tenedor o un bolígrafo pueden tomarse de muchas maneras diferentes… observémonos, ensayemos el movimiento, convirtamos en nuestros los objetos.
3. Aprendiendo a relacionarnos con otros cuerpos
Reaccionar de forma controlada y consciente a lo que nos provocan el resto de expresiones a nuestro alrededor resulta muy útil en este sentido.
4. Relacionándonos con el espacio 
Consiste en observar las dimensiones del espacio, los sonidos que hay a nuestro alrededor, los aromas, las sensaciones que nos produce el entorno. Esto hará que nos desplacemos por él con mayor seguridad.

5. Aprendiendo a respirar

Realizamos ejercicios de respiración de forma regular hasta que logramos adaptar de modo natural su ritmo al que requiera nuestro cuerpo; de este modo lograrás moverte de forma orgánica e integrada en el entorno.

Ejercitar la expresión libre nos otorga la consciencia de que tenemos una herramienta única y sumamente útil para la comunicación: nuestro cuerpo.



Original tomado de: https://psicologiaymente.net/social/mejorar-lenguaje-gestual

sábado, julio 29, 2017

TECNICAS DE RESOLUCION DE CONFLICTOS

10 Técnicas de Resolución de Conflictos
Las técnicas para la resolución de conflictos son oportunas para solucionar problemáticas que, tanto a nivel personal como profesional, se pueden dar en momentos determinados y deben ser solventados con la mayor brevedad posible.
La resolución de conflictos pretende solventar dichas problemáticas, excluyendo los métodos violentos que en ocasiones son empleadas con facilidad. Por tanto, se pretende resolver los conflictos para obtener resultados factibles, de modo pacífico a través de la negociación, siendo duraderos en el tiempo.
Es importante señalar que para que un conflicto sea solventado, a través de las técnicas de resolución de conflicto, ambas partes deben adoptar un cambio de actitud. Por ello, asumir las técnicas de resolución de conflictos conlleva una modificación en la conducta de la persona.
En este artículo se tratarán diversas técnicas con las que es posible tratar dichos conflictos. Son herramientas que serán de utilidad para abordar situaciones complicadas, donde se debe hacer frente y actuar, ya no solo para salir de la situación momentánea, también para mantener un clima idóneo de trabajo y relación con la otras personas.
¿Qué técnicas son efectivas para resolver conflictos?
Según varios estudios, los conflictos son derivados de la competitividad, la intolerancia, la escasa comunicación, la mala expresión de los sentimientos y el autoritarismo.
Por ello, autores como Gutiérrez y Restrepo (2016) optan por una resolución de conflictos donde se debe tener presente las siguientes cualidades: la cooperación, la comunicación, la tolerancia y la expresión emocional.
Saber que técnica de resolución de conflictos utilizar está sujeta a cuatro cuestiones a los que se debe dar respuesta antes de seleccionarla: ¿quién forma parte del problema?; ¿es el momento oportuno para solventarlo?; ¿qué técnica de resolución de conflictos vamos a utilizar?; y ¿la resolución la haremos en pública o privada?
Si de algo se pueden caracterizar estas técnicas es por la objetividad que se obtiene al aplicarlas. Gracias a ellas se puede posicionar a las personas que intervienen en el conflicto en otro papel, obteniendo así la posibilidad de que reflexione y de que dé su brazo a torcer de una forma más rápida y factible.
Antes de comenzar a definir las técnicas, debemos señalar aquella herramienta que ha sido empleada durante décadas como única y factible. La resolución de conflictos propiamente dicha, junto a la figura del mediador, constituyen una de las bases del estudio de las relaciones interpersonales.
La mediación: una metodología efectiva
Esta técnica de resolución de conflictos implica una metodología donde ambas partes puede gestionar su problemática, la cual no es caracterizada como positiva ni negativa, sino neutra, teniendo presente la búsqueda de una solución eficaz y oportuna al momento.
Todo proceso de mediación constituye una serie de principios fundamentales:
1.   Ambas partes deben admitir, cuando fuera necesario, la necesidad de ayuda externa al problema.
2.   Asumir la responsabilidad ante el problema causado.
3.   El respeto propio y hacia el otro debe primar por encima de todo conflicto.
4.   La creatividad puede ser un eje primordial para solventar el conflicto.
5.   Posibilidad de aprender durante el conflicto.
Siguiendo estos pasos, la mediación da la posibilidad de solventar cualquier conflicto que, desde cualquier área, se de en cualquier momento determinado.
Por ello, estas técnicas que a continuación presentamos emplea a la medicación además de contar con la figura del mediador como personaje principal. Especialmente, se utiliza en los centros educativos como técnica para resolver los conflictos entre iguales, pues existe la figura del mediador como representante del grupo / clase, que ha sido elegido anteriormente por los propios compañeros.
Lo tradicional: la resolución de conflictos propiamente dicha
Según Sáenz-López, P. (2014), la técnica de la resolución de conflictos comienza con la reflexión del conflicto.
Por ello, en primer lugar, la persona mediadora tendrá que hacer que ambas partes den respuesta a las siguientes cuestiones: ¿Por qué nos estamos enfadando?, ¿qué molestia tengo?, ¿cómo hemos reaccionado ante la situación?
En segundo lugar, no puede pasar inadvertida la idea de que el ser humano, por supervivencia tiende a, en un primer instante, realiza el comportamiento “reptiliano”, o lo que es lo mismo, ataca o huye, dependiendo del momento.
Para no recurrir a esta situación, la educación juega un papel primordial. Esto es debido a que se utiliza como herramienta de control o autocontrol, según se mire.
A partir de aquí, vamos a desarrollar seis pasos que forman la resolución de conflictos:
1.   Tranquilidad: Se utiliza para apaciguar a ambas partes, generando un canal de comunicación que permita obtener confianza y se puedan analizar los distintos caminos a recorrer para buscar la solución al problema. De esta forma se reducen tensiones y se estabiliza la calma en el contexto.
Es importante destacar que si ambas partes no están tranquilas y disponibles para realizar la resolución de conflictos, es inapropiado continuar con el proceso.
2.   Empatizar: El mediador pregunta a los afectados por las emociones que han surgido en el conflicto y por el sentimiento que los ha llevado al enfrentamiento. Es necesario que expresen lo que sienten y como está viviendo el momento.
3.   Soluciones colaborativas: El mediador deberá analizar el punto inicial y central del conflicto, acercándolo al pensamiento común que tienen ambas partes. De esta forma se pretende que ambas partes vean que tienen en común y facilitar el camino para que ambos encuentren la solución.
4.   Empatizar: Las dos partes deben adquirir empatía y aceptar el acuerdo establecido, asumiendo sus errores.
5.   Compensación: Cuando las partes asumen su error, se debe dar pie a compensar los daños causados en la otra persona mientras se ha desarrollado el conflicto. Cuando una de las dos partes se oponen a este paso, se observa que los anteriores han mostrado un error. En este caso, el mediador deberá dar la solución.
10 técnicas de resolución de conflictos
A continuación, enumeradas, presentamos las diez técnicas que, desde la mediación y teniendo en cuenta los pasos a seguir en la resolución de conflictos, propiamente dicha, son eficaces para ser empleados en cualquier contexto.
1- La calma
Es una técnica apropiada para utilizar en momentos de violencia excesiva, sobre todo en los centros educativos.
Se envía a ambas partes a una esquina del lugar para que se calmen. No se trata de un castigo, sino que de esta forma se gana tiempo mientras las partes intentan tranquilizarse para efectuar los pasos oportunos.
Una vez calmados, se debe practicar la respiración interior profunda contando hasta diez, para que se tranquilicen las partes y se puedan sentar en silencio a escuchar al otro y al mediador.
Si bien es cierto que con esta técnica no se espera conseguir una solución rápida, se encarga de posponer. No obstante, suele darse el caso de que cuando las partes son calmadas, en ocasiones, tienden a reflexionar sobre la posibilidad de evitar el conflicto.
Dándose este caso, el mediador deberá comprobar que no existe resentimiento por ambas partes y luego podrán abandonar el lugar.
2- El arbitraje
En este caso, se le da la posibilidad a ambas partes de que cuenten su punto de vista de la situación generada. Cada persona tiene que decir, en primer lugar, qué problema es el que está sucediendo, a modo de titular, y describe que ha pasado. A continuación, el moderador deberá ayudar a buscar una solución.   
A través de esta técnica se le da la oportunidad a la persona de que escuche del otro lo que ha dicho él mismo. De esta manera, la persona afectada puede corroborar y modificar su mensaje, pues se está dando muestra real de lo que ha intentado transmitir.
Se trata de una técnica eficaz que, si no permite resolver el conflicto, da paso a esclarecer la situación.
Para ello, es necesario empezar con frases como “lo que quieres decir es…”. Hay que intentar señalar el contenido emocional de la situación, por ejemplo, “da la sensación de que te estás sintiendo…”. Para ello, es necesario que se perciba con naturalidad lo que estamos intentando decir.
4- Contar historias
En este caso se va a normalizar la situación a través del cuento. Comenzar la historia con, por ejemplo, “Érase una vez…” introduciendo los nombres de los participantes del conflicto en el relato, y haciéndolo en tercera persona (de esta forma los implicados pueden analizar la situación desde fuera).
Una vez que la historia llega al conflicto, los participantes y algunas personas que se encuentren cercanas al conflicto, proponen como solucionarlo. De esta forma el cuento se finaliza llegando a una conclusión, y se les pregunta a los personajes que han participado si creen que es posible que pongan de su parte para solucionar el problema. 
5- La discusión objetiva
El mediador deberá relatar la situación de forma serena y tranquila. Es importante que haga referencia, solo y exclusivamente, a la problemática sin mencionar situaciones anteriores o posteriores.
En este momento, el mediador deberá decir cómo se siente. Hablar de la situación siempre enfocándola hacia su malestar sin decir nada que interfiera en los participantes del conflicto.
A partir de aquí, se les preguntará a las personas involucradas qué solución debe adoptar, pues de esta forma observarán el conflicto de forma objetiva.
6- El juicio
Teniendo en cuenta que la situación puede darse en un aula o en un grupo de trabajo, se contará a todos los integrantes el problema generado y las personas involucradas deben permanecer en silencio.
Una vez que el mediador ha relatado el problema, se les pedirá que a lo integrantes que propongan una solución, de esta forma observarán que piensan los compañeros y obtendrán otros puntos de vista distintos a los suyos.
7- El cambio de rol
Se lleva a cabo una simulación, donde participan los integrantes del conflicto una vez que se han calmado. Se genera la situación y, una vez llegue el momento, se intercambian los papeles.
Una vez invertida la situación, se analiza desde la objetividad el punto de vista de la otra parte. Asimismo, se les pide que de una posible solución tras haber observado el punto de vista de la otra persona.
8- El guiñol problemático
Se utilizan muñecos títeres que se presentarán como los portadores de la solución a los problemas. Los muñecos deben ser personalizados por todos los niños, ya que deben resultar familiares.
Estos muñecos serán utilizados para dramatizar los problemas que surjan. Se comenzará a utilizar el guiñol a medida que se va recreando la situación, haciéndose una parada cuando se hable del conflicto.
Cuando llegue el momento del conflicto, se le pedirá opinión a los integrantes del grupo de cómo se resuelve el conflicto. Una vez seleccionada la situación, se les debe preguntar a los componentes del conflicto si la ven viable. En el caso de ser así, los muñecos se guardará.
9- Lo positivo y lo negativo
Una vez originado el conflicto cada uno de los integrantes deberá decir que es lo que no le gusta de la otra persona señalando qué es lo que, según su punto de vista, ha causado el conflicto.
Señalado el porqué del conflicto, cada parte, después de decir lo que no le gusta de la otra persona debe proceder a dar una posible solución a ésta. A partir de aquí, tras haberse realizado las propuestas, ambas partes tienen que decidir cuál es la más idónea.
Finalmente, seleccionado el camino que van a utilizar para cambiar la situación, cada parte debe resaltar que es lo que más le gusta de la otra persona y qué destacaría positivamente en esta resolución de conflictos.
10- La silla de pensar
Esta técnica ha sido utilizada tradicionalmente en la escuela, ya que la silla de pensar cuenta con la posibilidad de que los niños reflexionen reflexión en niños pequeños.
Para ello, se deben colocar una silla alejada del contexto donde se ha originado el conflicto. Y una vez que este ha aparecido, el mediador debe apartar a los niños, enviando a cada una a una silla de pensar distinta.
Finalmente, cuando han transcurrido unos minutos, se les llama para que cuenten lo que les ha sucedido, otorgándole el turno de palabra a cada una de las partes, y se llega a un acuerdo común para solucionarlo. 

jueves, julio 27, 2017

EL CONCEPTO DE IDENTIDAD

EL CONCEPTO DE IDENTIDAD

El concepto de identidad es fundamental para comprender la situación intercultural. Utilizado en otro tiempo, principalmente desde un punto de vista psicológico, aparece hoy por todas partes y para explicar las situaciones más diversas.

El particular interés que ha adquirido la noción de identidad a partir de 1950, refleja las preocupaciones del mundo moderno. Esta noción se ha impuesto a causa de los importantes cambios culturales provocados por las profundas modificaciones en la sociedad. La globalización de la economía, el establecimiento de un modelo económico único que funciona sobre los principios de racionalidad y de eficacia y la introducción de nuevas tecnologías y de medios de comunicación son el origen de grandes cambios en las sociedades actuales. Se han enlazado el éxodo rural y las transformaciones urbanas que han dado lugar a grandes ciudades donde es difícil conservar los lazos sociales; el desempleo y los cambios en la concepción del trabajo; las reivindicaciones regionales; la inmigración masiva; las transformaciones en los roles sexuales.

Esta evolución ha alcanzado a la identidad individual y colectiva y ha provocado efectos psicológicos, sociales y políticos concretos. La sociedad occidental ha pasado de una forma comunitaria a otra en la cual el individuo es el centro. El individualismo es uno de los cambios más importantes de nuestra época.

La construcción de la identidad individual constituye un trabajo laborioso que se va volviendo complejo. Antiguamente la alternativa de comportamientos era menos amplia y las reglas de conductas eran más claras -y más rígidas-. Hoy en día cada persona dispone de muchas posibilidades: una relación de pareja, por ejemplo, puede estar institucionalizada por el matrimonio o tomar la forma de una simple vida en común. Sin embargo, el individuo se encuentra relativamente solo frente a estas múltiples posibilidades.

 Identidad de los inmigrantes, identidad catalana o madrileña, repliegue de la identidad, defensa de la identidad, identidad pura o no pura, …: es probable que este tipo de expresiones lleguen a ser cada vez más familiares puesto que vivimos un período de grandes cambios, incluyendo el tema de la identidad

¿QUÉ ES LA IDENTIDAD?

La identidad (como en "documento de identidad") es un conjunto articulado de rasgos específicos de un individuo o de un grupo: hombre, 35 años, español, 1,75 m de altura, 70 Kg. de peso, cabellos castaños, católico, empleado de banca, casado, padre de familia…

La identidad constituye también un sistema de símbolos y de valores que permite afrontar diferentes situaciones cotidianas. Opera como un filtro que ayuda a decodificarlas, a comprenderlas para que después funcione.

Esto explica que frente a tal situación, un individuo, con sus valores y su modo de pensar, de sentir y de actuar reaccionará probablemente de una manera definida. Para esto se cuenta con un repertorio de formas de pensar, de sentir y de actuar que, en un momento dado, se puede combinar. Este repertorio está en constante recreación.

CARACTERÍSTICAS DE LA IDENTIDAD

 La identidad es compuesta

Cada cultura y cada subcultura transportan valores e indicadores de acciones, de pensamientos y de sentimientos. A ejemplo de la cultura, la identidad está, a menudo, relacionada con grandes corrientes culturales y también limitada a ellas: la procedencia territorial, el color de la piel, la religión… Se habla de un turco, de un italiano, de un negro, de un musulmán… De este modo, la influencia de la pertenencia a subconjuntos culturales sobre la estructura de la identidad está descartada. Estos subconjuntos pueden ser la clase social, la profesión, el sexo, el origen (urbano/campesino), las diferentes formas que pueden tener una religión, etc.

 La identidad es la síntesis que cada uno hace de los valores y de los indicadores de comportamientos transmitidos por los diferentes medios a los que pertenece. Integra esos valores y esas prescripciones según sus características individuales y su propia trayectoria de vida. El extranjero integra a su identidad su estatus de inmigrante o de refugiado político y los cambios culturales que él ha vivido durante su estancia en el país de acogida.

 La identidad es dinámica

"Soy yo", responderá una persona a la que se pregunta lo que representa su identidad; llevándola más lejos en su razonamiento dirá: "es lo que en mí permanece igual". La permanencia aparece, efectivamente, como la característica más evidente de la identidad. Ésta está ligada a elementos que se repiten continuamente y que nos parecen permanentes: "soy así", "soy siempre la misma persona". Se confunde, de este modo, la identidad con lo que, en una persona, es inmutable.

Este punto de vista no es totalmente erróneo pero los comportamientos, las ideas y los sentimientos cambian según las transformaciones del contexto familiar, institucional y social en el cual vivimos. 

Cambiamos con la edad, cuando envejece nuestro cuerpo, si pasamos del estatus de trabajador al de parado, incluso cuando cambiamos de estatus profesional, dentro de una misma institución. La identidad es una estructura dinámica. Está en continua evolución. En definitiva, nuestra identidad es constante a la vez que cambiante, en el transcurso de nuestra vida.

La base de la experiencia emocional de la identidad proviene de la capacidad del individuo de seguir sintiéndose el mismo a través de los cambios continuos. Un proceso de articulación permanente de lo nuevo con lo antiguo debe tener lugar, de tal manera que lo nuevo sea percibido como teniendo una relación aceptada con lo que ya existía antes. Integrando lo nuevo en lo mismo hay un cambio en la continuidad. El sentimiento de identidad permanece en tanto que el sujeto consigue dar a la alteración el sentido de continuidad.

La adolescencia es un buen ejemplo. Los cambios que se producen en esta etapa de la vida son tan fuertes, profundos y visibles que todos los seres humanos tienen más o menos dificultades para pasar este escollo. Las dificultades acaban cuando el joven llega a reconocerse como la misma persona, aunque diferente.
La identidad es dialéctica

La construcción de la identidad no es un trabajo solitario e individual. Se modifica en el encuentro con el Otro, cuya mirada tiene un efecto sobre ella. La identidad se sitúa siempre en un juego de influencias con los otros: "estoy influido por la identidad del Otro y mi identidad influye en la suya". 

En un constante movimiento de ida y vuelta, los otros me definen y yo me defino con relación a ellos. Estas mutuas definiciones revisten la vía de señales con mensajes verbales y no verbales, como la elección de un vestido o de un peinado.

Incluso cuando el Otro no mira, siempre hay una interacción, que se produce en el interior de un contexto, influyendo la relación con el Otro, entre dos personas o dos comunidades diferentes. Es importante definir cada vez el contexto en el cual se produce un encuentro: con el mismo joven, la interacción será diferente si se produce en la piscina, en casa de sus padres o en la escuela, y si el joven está solo o en grupo; una persona española desarrollará una relación diferente con otra española si se encuentran en España o en el extranjero; el encuentro entre la comunidad inmigrante italiana y la comunidad belga era diferente antes de la entrada de Italia a la Comunidad Europea

 En realidad, la pregunta es menos "¿quién soy?" como "¿quién soy yo en relación a los otros?" y "¿qué son los otros en relación a mí?".

FUNCIONES DE LA IDENTIDAD

La identidad es el centro de dos acciones indispensables para el equilibrio psíquico de la persona. La primera consiste en darse una imagen positiva de sí misma; la segunda, adaptarse al entorno donde vive la persona. Es lo que se denomina funciones de la identidad: una función de valoración de sí mismo y una función de adaptación.

La función de valoración de sí mismo es la búsqueda que guía a todo ser humano a tener sentido y significación: busca tener una imagen positiva de sí mismo, a llegar a ser una persona de valor, a creerse capaz de actuar sobre los acontecimientos y sobre las cosas.

La función de adaptación consiste en la modificación de la identidad con vistas a una integración al medio. El individuo adapta algunos rasgos de su identidad, asegurando una continuidad. Se trata de la capacidad de los seres humanos de tener consigo su identidad y de manipularla, de su capacidad de cambiar sin perder la sensación de seguir siendo ellos mismos.

En algunas circunstancias esto es evidente: el medio donde vive devuelve una imagen positiva de sí mismo; se siente bien ahí y se conocen los códigos que ahí funcionan. En otras situaciones, especialmente en la inmigración, la tarea se vuelve más complicada, como para cualquiera que vive una situación de desvalorización de forma prolongada.


Para el inmigrante la complicación se acentúa: no conoce todos los códigos de adaptación y a pesar de ello tiene necesidad de ser reconocido en lo que es, es decir, en "su" cultura -su propia manera de haber integrado las diferentes culturas y subculturas que en él convergen-, desconocida a menudo por los demás. Debe ser puesto en marcha un constante esfuerzo de reconocimiento, al mismo tiempo que las estrategias de adaptación a la nueva situación, aunque esté desvalorizada. Está negociando constantemente su identidad.


Original tomado de:http://www.fuhem.es/ecosocial/dossier-intercultural/contenido/9%20EL%20CONCEPTO%20DE%20IDENTIDAD.pdf

miércoles, julio 26, 2017

MINDFULNESS

Mindfulness

El Mindfulness puede considerarse una filosofía de vida que incluye la práctica de la meditación. Juntamente a varias técnicas de relajación, su apogeo es reciente. A pesar de que muchas personas dicen que realizan meditación, es en ocasiones un concepto equívoco, por tanto antes de hablar del Mindfulness debemos a aclarar qué es la meditación.

La  meditación es una actividad intelectual en la que se busca lograr un estado de atención centralizada en un pensamiento o sentimiento (felicidad, tranquilidad, armonía), un objeto (una piedra), la concentración propiamente dicha, o algún elemento de la percepción (los latidos del corazón, la respiración, el calor corporal…). Este estado se recrea en el momento presente y pretende liberar la mente de pensamientos nocivos. 

Como el Mindfulness tiene tanto que ver con el modo en el que manejamos nuestro foco atencional, también se lo llama atención plena.

Mindfulness: partiendo de la meditación tradicional

Ciertamente, además del Mindfulness también existe una meditación de cariz religioso y otra orientada a mejorar la salud, tanto física como, en términos más abstractos, psicológica. Sus principios elementales son muy similares, puesto que el origen de la meditación, con todas las ramas que existen en la actualidad, se desarrolló en las religiones orientales tales como el budismo. 

Sin embargo, podemos entender el Mindulness como un giro pragmático a la concepción de meditación tradicional. Es decir, que las propuestas de investigación y práctica del Mindfulness tienen el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas en unos términos muy concretos, y no están vinculadas a una religión o una filosofía de vida determinadas. Por lo tanto, la práctica del Mindfulness está desvinculada de creencias religiosas y filosofías de vida concretas; es, simplemente, una práctica que puede convertirse en herramienta para mejorar la calidad de vida de las personas de manera demostrable.
El enfoque científico del Mindfulness
Practicar Mindfulness significa creer que eso va servir para mejorar la calidad de vida en ciertos aspectos, pero no implica creer en ideas relacionadas con el dualismo, los espíritus, los dioses o la vida después de la muerte. Es por eso que con frecuencia se utiliza el término Mindfulness para hablar sobre una especie de meditación basada en los principios de la ciencia. Una versión sistematizada y "aconfesional" de la meditación, capaz de ser moldeada por los descubrimientos científicos.

Esto es importante no solo porque desvincula el Mindfulness de la religión. También lo es porque lo transforma en una herramienta cuya modalidad de aplicación está relativamente bien consensuada y, por tanto, es posible investigar con ella desde diferentes equipos científicos y en cualquier parte del mundo sabiendo que todas las personas han seguido los mismos criterios a la hora de realizar Mindfulness. Es decir, que permite comparar casos y cruzar datos de diferentes investigaciones, además de garantizar de que todos los equipos de investigación han hecho lo mismo.

Esto es algo difícil de conseguir a la hora de investigar acerca de la meditación en general, porque al ser "un arte" cada persona puede hacerlo de distinto modo. De este modo, mientras que en la meditación a secas hay diferentes maneras de interpretar la tradición, en el Mindfulness se trata de crear una herramienta avalada científicamente. De hecho, si se ha demostrado que ayuda a prevenir las recaídas en la depresión es porque se concibe como un recurso que debe ser utilizado para intervenir sobre objetivos concretos... Aunque también hay personas que lo utilizan en su día a día simplemente por pasar por esa experiencia.
Un enfoque pragmático orientado a los objetivos
Por tanto, esta filosofía puede ser adaptada a diferentes contextos y entornos, porque su enfoque es pragmático y no depende de dogmas religiosos. Y, lo que es más importante, su popularidad ha hecho que se esté creando una biblioteca de literatura científica en la que se incluyen muchos estudios que exploran el potencial del Mindfulness en diferentes facetas: el autocontrol en los niños y niñas, el desarrollo de resiliencia y recursos de afrontamiento en personas enfermas, la mejora en niveles objetivos de salud, etc.

Es esta monitorización científica lo que ha llevado a mucha gente a preguntarse: ¿qué es el Mindfulness? A continuación puedes aprender sus claves e ideas principales.

Ideas básicas sobre el Mindfulness
Desde las distintas técnicas de meditación se proponen enfoques también diversos: unas trabajan de forma exclusiva la  concentración, mientras que otras se centran en la conciencia plena y la autoaceptación. 
La primera podría recibir la etiqueta genérica de meditación mantra, mientras que la segunda responde a las técnicas de Mindfulness.
1. ¿Qué es el Mindfulness?
El objetivo es lograr un profundo estado de conciencia durante la sesión, y se usan varias técnicas concretas para alcanzarlo. Perseguimos conseguir que nuestra conciencia se relaje y no elabore juicios de nuestras sensaciones, sentimientos o pensamientos. Saber qué acontece en nuestro fuero interno en cada instante. 
El Mindfulness consigue separar la persona de sus pensamientos para poder reconocerlos y poner en duda los patrones mentales, otorgando un gran peso al aquí y el ahora mediante una atención total al momento presente.
2. ¿Cuándo practicarlo?
Idealmente, el Mindfulness debería practicarse durante media hora al día, aunque se recomienda comenzar con sesiones más cortas, de no más de diez minutos, para ir aclimatando la mente a las nuevas sensaciones e ir construyendo poco a poco estados mentales de meditación. Si nos propasamos con el tiempo al principio, es fácil que terminemos frustrados al dedicar mucho rato seguido a algo que aún no sabemos hacer bien, y terminemos cansándonos y abandonando esta rutina.
Por lo tanto, aprender a hacer Mindfulness puede requerir cierto tiempo de práctica hasta que seamos capaces de meditar en casi cualquier circunstancia.
3. ¿Dónde realizar Mindfulness?
Hay que tratar de buscar un sitio libre de ruidos, con una temperatura entre 18 y 25º y en la que nos sintamos confortables. No hay que olvidarse de desactivar teléfonos, alarmas, aparatos electrónicos y todo tipo de ruidos y ondas que nos puedan molestar o interferir en la meditación. En caso de que pongamos música de fondo, es importante que ésta sea relajante y con ciclos repetitivos para impedir que acapare nuestra percepción. 
Algunas personas prefieren realizar la meditación en entornos abiertos, en su jardín o en un parque público. No es una mala decisión, pero es importante escoger un sitio que no sea muy concurrido y esté libre de ruidos y elementos distractores. Eluso de ropa cómoda siempre será un elemento positivo de cara a la meditación, y se recomienda quitarse el calzado y todos los complementos que puedan oprimir el cuerpo.
4. ¿En qué posición se practica?
La posición para el Mindfulness será, simplemente, sentarse cómodamente en el suelo; no necesariamente en la posición de loto, pero sí es básico que la postura deje la espalda en un ángulo recto para facilitar la respiración. Se puede emplear un cojín, una esterilla o una toalla para estar más cómodos. En el caso de que el cojín sea bastante grueso, será recomendable inclinar la zona pélvica hacia delante, sentándonos en el extremo. 
Las vertebras deben permanecer en una posición recta, sujetando el peso del tórax, el cuello y la cabeza. Las piernas y los brazos deben permanecer relajados pero sin desestabilizar la línea de la columna. Por ejemplo, es una buena idea dejar caer los brazos apoyándolos encima de las caderas, o bien simplemente dejarlos colgando. Si la postura alcanzada nos genera tensión en algún área del cuerpo, será preciso reajustar la posición corporal.
5. Ejercicios básicos
Debemos concentrar la atención en la respiración. Escucharla, sentirla como recorre el cuerpo… pero sin pensar en ella. Estrictamente, debemos centrarnos en reconocerla y dejarla fluir por el cuerpo. En el momento en que toda nuestra atención esté inmersa en la conciencia de la respiración, podremos proseguir emitiendo un “mantra”: una palabra o frase corta que, repetida de forma constante, induce a la relajación. Es habitual usar el sonido “ohm”, u otras fórmulas como “estoy bien”, “siempre aquí”, etc. Dependiendo del lugar donde nos encontremos, podemos emitirla a viva voz o mentalmente. Será necesario crear una imagen relajante, visualizando un lugar tranquilo y que nos produzca bienestar. Tanto puede ser un sitio real como imaginario.
Podemos imaginar una escalera cuyos peldaños nos van acercando paulatinamente a ese lugar, contando pausadamente los escalones que vamos recorriendo. También podemos visualizar una vela e ir jugando a modificar la intensidad de su luz, o cualquier otra imagen que pueda servirnos de apoyo. Estos ejercicios nos irán conduciendo gradualmente hasta el siguiente, y será necesaria mucha práctica para poder concentrarse en los estímulos específicos.
6. Ejercicios avanzados
Habiendo entrenado la mente en concentrarse en un aspecto de la percepción o imagen mental, deberemos ejercitarla para permitir que se vacíe y podamos tener la mente en blanco. Es necesaria mucha disciplina pero éste es el punto final de la meditación. Se pueden usar los ejercicios de pensamiento descritos en el punto anterior. 
Es imprescindible mantener una actitud neutral ante los pensamientos o imágenes, no juzgarlos como buenos o malos, sino simplemente percibirlos, observarlos de manera impersonal. Es posible que, durante los primeros intentos, no seamos capaces de mantener la mente en blanco más que unos pocos segundos, pero esto es habitual y será el tiempo el que nos permitirá lograr un estado de meditación profunda.
7. ¿Por qué debemos practicar Mindfulness?
Una investigación publicada en la revista Journal of Internal Medicine reveló que practicar media hora de Mindfulness diaria alivia los síntomas de trastornos como la depresión o la ansiedad. Además, descubrieron que la meditación centrada (procedente de la práctica budista de concentración en el presente y ausencia de juicios de valor) podía tener efectos positivos en la percepción del dolor. Los resultados fueron validados incluso controlando el efecto placebo. Se reportó que el incremento del bienestar perduró hasta medio año.
La meditación también reporta mejoras en la memoria, la capacidad de concentración, la autoconciencia y la inteligencia emocional. También se asocia con la optimización de los recursos del sistema inmune, así como con la mejora en la percepción de soledad en personas de la tercera edad. 
Actualmente algunas terapias específicas incorporan algunos principios y técnicas del Mindfulness. Por ejemplo, la MBCT. Esta terapia ha dado excelentes resultados, siendo tan eficaz como los antidepresivos, y reduciendo además el riesgo de reincidencia. 
Muchas técnicas se utilizan para paliar los efectos o mejorar la calidad de vida en personas con trastorno obsesivo compulsivo (TOC), trastornos de la ansiedaddolor crónicotrastornos de la personalidadestrés postraumático

Original tomado de :https://psicologiaymente.net/meditacion/que-es-mindfulness